viernes, abril 09, 2010

Tres motivos para odiarme

Me he prometido a mi mismo que me voy a portar bien. Que, de entre el infinito abanico de borderías que se me pasarán por la cabeza cuando llevemos más de dos minutos y medio de conversación, intentaré no soltarte ninguna. Tal vez lo haga de forma sutil. Casi imperceptible. Me guardaré el aguijón para mejor ocasión porque soy escorpio; nunca lo he negado y siempre mi aguijón está al descubierto diciendo un "podemos jugar a ser amigos, pero cuidado".

Cuando se repartieron los papeles de el Bueno, el Feo y el Malo llegué tarde. Estaba en un atasco; un retraso imperdonable. A mi favor saco que no soy físicamente difícil de ver y no voy de ángel de nadie y, ya de paso, que no me gustan aquellos que no han roto un plato en su vida y alardean de ello. Desde que el hombre es hombre todo ha sido una lucha por la vida (por cierto, uno de mis libros favoritos, de Pío Baroja), lo que pasa es que con el tiempo el combate se ha vuelto menos cruento y en teoría más civilizado.

Y finalmente aquí estamos frente a frente, espalda a espalda o codo a codo, como quieras ponernos dependiendo de la situación. Tengo preparada mi mirada más punzante y mi acritud manifiesta pero en el fondo sé que he perdido de antemano porque, lo quiera o no, el tiempo no deja de ser un depredador implacable que antes o después vendrá a por mi. Y contra eso... ahí sí que no podré hacer nada de nada.

1 comentario:

Unknown dijo...

Aprovechando que estás en Liverpool,y que hoy no trabajo,(y me aburro), me he permitido chafardear en tu blog, y en concreto,éstos tres motivos.
Genial tio..!! me identifico al 100% con lo que escribes. Yo también tengo mi aguijón,aunque no soy escorpio.
La única diferncia, és que con los años,he dejado de odiarme por éstos tres motivos. Ahora me odio por otros.Pero eso es otra historia.
Me gusta como escribes. Un abrazo.