viernes, enero 04, 2008

El equilibrio es imposible

Ahí estamos, como luciérnagas ciegas.

No nos damos cuenta, en muchas ocasiones, de la luz propia que desprendemos. En medio del océano; un barquito pequeño; marineros sin norte; marea creciente; cielo sin estrellas; viento sin velas; huracán; olas que infunden respeto; siembra la duda; crece el temor. Tal vez no vuelva a ver amanecer mañana. Todo se diluye en la oscuridad.

Apareces tú. Un tronco que flota al que agarrarse; un motivo para alzar la vista; puede haber horizonte; tal vez una estrella; el barco es pequeño pero fuerte; viento a favor; un posible rumbo; velas alzadas; sin temor, adelante; océano pacífico. Mañana será un gran día. Brillamos en medio de la oscuridad.

Todo se funde. De repente somos agua; somos viento; somos barco; somos como corsarios navegando por los dos mares de luz y oscuridad. Cruzamos de uno a otro a través de cascadas de claroscuro inventándonos a nosotros mismos en cada viaje. Somos luz. Somos sombra. En silencio navegamos con la brisa.

Ahí estamos, como luciérnagas ciegas.

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