sábado, mayo 19, 2007

Las leyes de las gominolas

Definitivamente me convenzo, existe un extraño lenguaje en las gominolas previamente asumido entre los seres humanos.

No se trata de un lenguaje verbal y supongo que tampoco podría ser considerado no verbal. Posiblemente ni siquiera sea un lenguaje si no más bien una serie de leyes que tenemos entre los seres humanos y que están ahí, en algún lugar que algunos, de manera precipitada, no dudan en llamar subconsciente.

Mis reflexiones comenzaron en el momento en que instalaron la nueva máquina de comida en el piso de abajo de la radio. Llena de comida y, especialmente, de toda clase de caramelos, chucherías, gominolas y demás. En definitiva, las últimas semanas han sido un constante comer de ositos, ladrillos, labios, aros, fresas, palitos de regaliz, moras, huevos, letras, nubes...

Las gominolas tienen leyes. De eso no cabe duda. Son leyes de oferta y demanda. Las de más éxito son las rojas, aunque también tienen sus seguidores las blancas y las verdes... por cierto, ¿alguien me puede decir de qué sabor son las verdes?

Por contra la marginación se cierne sobre las amarillas y naranjas. A la gente no les gustan los ositos cítricos y eso queda demostrado porque siempre son los últimos supervivientes.

Y qué me dicen de los caramelos Sugus. Mis preferidos sin duda los azules y después los rojos. ¿Y los chicles? Crecimos mascando Boomer y hoy aquí estamos... si los Peta Zetas no han acabado con nosotros no sé qué podrá hacerlo.

De esta experiencia poco he podido sacar. Supongo que ya me las veré con mi dentista y que acabaremos pillándonos una indigestión. De lo que no me ha quedado duda es de que, definitivamente, existe un extraño lenguaje en las gominolas.

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