jueves, mayo 20, 2010

'Por esto soy del Atleti'

Voy a poner punto y final a casi un mes de Atleti va, Atleti viene. Han sido dos finales, una alegría, una tristeza y un viaje inolvidable por media Inglaterra con epicentro en Liverpool.

Tengo muchas imágenes guardadas en mi cabeza de este pasado miércoles en la final de Copa del Camp Nou, pero especialmente me quedo con dos. En la primera estoy solo en una fila del fondo norte. A mi derecha ya no hay nadie. Creo que tenía unas cinco o seis personas pero no sé cómo se han evaporado sin darme cuenta. A la izquierda está Marcos, ocho años, hijo de Ricardo, el señor que se sienta a mi lado en el Vicente Calderón. El chaval lleva cosa de cinco minutos llorando a lágrima viva tras el segundo gol del Sevilla y su padre trata de consolarlo. Es lo bueno que tiene ser niño, que puedes echarte a llorar y se te pasan antes las cosas, los demás, aunque queramos hacerlo, tenemos que aguantar la compostura.

Llevo unos cinco minutos alternando miradas al césped del estadio y también al cielo de Barcelona con muchas ideas en la cabeza. Que no es nada fácil llegar a una final. Que la han desperdiciado planteando un partido rácano y plano. Que el Sevilla no me cae especialmente bien y por eso duele más. Que encima el tener que volver a Madrid hace más duro si cabe la situación. Que no merece la pena pasarlo así de mal. Que aunque intento alejarme de las emociones del fútbol siempre vuelvo a caer. Que cuando ganas no piensas en nada, pero que cuando pierdes todo cuesta un poco más…

De fondo alguien ha empezado a cantar, primero me llega de lejos (el Camp Nou es muy grande), después desde más cerca. Ya no son uno, son diez, tal vez veinte, tal vez medio fondo norte. Están animando al Atleti. Lo primero que pienso es que estamos completamente locos. Que sólo faltaba eso. Que han perdido y que no se merecen que nadie les anime. Poco a poco la gente sigue cantando y con más y más fuerza. Al final acabo haciéndolo yo también. Es cierto que mucho después que otros, posiblemente porque tengo más desapego, pero no puedo negar que me impresiona el gesto de la afición. Los jugadores, que cuando pierden suelen marcharse lo antes posible, se quedaron casi tanto tiempo como los del Sevilla, mientras éstos celebraban su Copa con su gente. Lo nunca visto. El resto ya lo sabéis por los periódicos.

No me gusta el tópico convertido en marketing. La afición del Atleti no es la mejor del mundo, posiblemente porque el mundo es demasiado grande y admitir eso sería tener una considerable escasez de miras. Pero sí me quedo con el gesto del aplauso a pesar de la derrota. Del levantarse después de caerse, una cosa que parece sencilla pero que para nada lo es. Eso sí que va conmigo. Eso y las palabras de Ricardo a su hijo: “Aprende de esto, no siempre se gana en la vida”. Esa frase se la robé y acabé subiéndola a mi perfil de Twitter minutos después.

La otra foto mental con la que me quedo es la de toda la grada aplaudiendo y un chico varias filas más abajo con los brazos extendidos cantando cuando los jugadores del Atleti miraban atónitos a la grada (tal vez preguntándose por la lógica de perder y que te aplaudan como si hubieras ganado). Llevaba una camiseta roja, también de esas que se venden con marketing, aunque en ocasiones éste también puede ser muy directo en función de la situación. En su espalda ponía: ‘Por esto soy del Atleti’.

miércoles, abril 28, 2010

Camino de Anfield

Mañana nos vamos a Liverpool, en concreto a Anfield Road, al lugar donde se encuentra uno de los estadios más míticos de Europa, el del club más laureado de Inglaterra. Vamos con la ilusión de ver este campo de fútbol y entonar como uno más el mítico ‘You never walk alone’. También vamos a dar un último empujón al Atlético de Madrid, un Atleti desconocido, capaz de lo mejor y de lo peor, que está a las puertas de una final Europea, la segunda de su historia.


En mi caso no tengo recuerdos gloriosos del equipo del que soy socio desde hace algo más de ocho años. De pequeño nunca tuve gran interés por el fútbol y la liga y copa ganadas en 1996 se me quedan lejos de la memoria. Catorce años han pasado desde entonces, casi década y media de luces y sombras, de descensos, de mitad de tabla, de dorsales desconocidos y rencores enfermizos hacia el vecino porque, cuando no te gusta lo que tienes en casa, criticar al de al lado es lo mejor que se puede hacer.


Mañana el Atleti tiene una oportunidad de oro para dar un paso al frente y luchar por hacerse un hueco en la Europa futbolística actual. Muchos pensarán que la Europa League es una competición menor, sin embargo a todos ellos les invito a que piensen por qué el Sevilla es un conjunto importante en Europa a día de hoy. Todo comenzó con dos UEFAS, luego llegó lo demás, que no es poco.


De fondo estará Anfield, un campo bien conocido por los rojiblancos, una especie de meca futbolística entrañable para el colchonero de a pie que se identifica y vincula con el conjunto ‘red’. Y yo no sé por qué será esto: tal vez por Fernando Torres; tal vez porque son dos históricos que en ocasiones recientes se han venido a menos o quizás por el rojo de las rayas atléticas y la elástica del Liverpool. ¡Qué sé yo! Tampoco hacen falta más motivos.

Mañana hay que sacarse una foto con Anfield de fondo. También un video con el “You never walk alone”. Hay que dar un paseo por Anfield y guardarlo bien en la memoria porque en un par de años dejará de existir. Yo, para fundirme con el ambiente, ya he echado en la maleta la camiseta del Liverpool con el 9 de Torres a la espalda. Cuando comience el partido me cambiaré de camiseta cual chaquetero profesional. Ahí ya no habrá amigos.

Y es que, si algo aprendes con el Atleti, es que nunca te puedes casar con él. Suele ser un amante esquivo y traicionero, pero esta vez quiero creer que la historia tiene un final feliz y si no es así nos veremos en Barcelona.

viernes, abril 09, 2010

Tres motivos para odiarme

Me he prometido a mi mismo que me voy a portar bien. Que, de entre el infinito abanico de borderías que se me pasarán por la cabeza cuando llevemos más de dos minutos y medio de conversación, intentaré no soltarte ninguna. Tal vez lo haga de forma sutil. Casi imperceptible. Me guardaré el aguijón para mejor ocasión porque soy escorpio; nunca lo he negado y siempre mi aguijón está al descubierto diciendo un "podemos jugar a ser amigos, pero cuidado".

Cuando se repartieron los papeles de el Bueno, el Feo y el Malo llegué tarde. Estaba en un atasco; un retraso imperdonable. A mi favor saco que no soy físicamente difícil de ver y no voy de ángel de nadie y, ya de paso, que no me gustan aquellos que no han roto un plato en su vida y alardean de ello. Desde que el hombre es hombre todo ha sido una lucha por la vida (por cierto, uno de mis libros favoritos, de Pío Baroja), lo que pasa es que con el tiempo el combate se ha vuelto menos cruento y en teoría más civilizado.

Y finalmente aquí estamos frente a frente, espalda a espalda o codo a codo, como quieras ponernos dependiendo de la situación. Tengo preparada mi mirada más punzante y mi acritud manifiesta pero en el fondo sé que he perdido de antemano porque, lo quiera o no, el tiempo no deja de ser un depredador implacable que antes o después vendrá a por mi. Y contra eso... ahí sí que no podré hacer nada de nada.